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jueves, 7 de octubre de 2010

L. Rohe - Letras

Mi trabajo consiste en idear palabras. Es un trabajo muy complicado pues en la época en la que vivimos ya está prácticamente todo inventado. Veo letras por todas partes, se cuelan por doquier… y no me dejan descansar jamás.
Hay veces en que mientras espero en un semáforo las veo balancearse desde la luz verde hasta la ámbar; risueñas, traviesas y juguetonas, haciéndome sentir estupefacto, como si estuviera en el jardín del Olimpo escuchando cánticos de diosas.
Las adivino cariñosas, amistosas, buscando siempre el contacto físico, amándose entre ellas para concebir nuevas palabras. Las hay también caprichosas, sobre todo las “eses” que se empeñan en colarse indebidamente al final de algunos verbos. Pocas veces las he visto enfadadas. No quiero recordar una ocasión en la que me vi enredado en medio de una discusión entre la “c” y la “s” ni mencionar la eterna rivalidad que existe entre la “b” y la “v” que me obliga, siempre, a cruzar de acera si me encuentro con alguna por el camino.
Intento pasar inadvertido. Las observo y estudio con mucho detenimiento. En silencio, veo sus reacciones, identifico sus preferencias, para luego, con mucho tacto, ayudarlas a superar sus conflictos, unirlas y formar nuevas familias y comunidades. Soy una especie de psicólogo o mediador de letras.

L. Rohe


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